Chincul, la planta que en San Juan llegó a fabricar casi mil aviones
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Chincul, la planta que en San Juan llegó a fabricar casi mil aviones
Chincul, la planta que en San Juan llegó a fabricar casi mil aviones
En la apertura de un polo aeronáutico en Mendoza se recordó lo que fue una planta modelo en el país.
La fábrica de Pocito, San Juan, llegó a producir 960 aviones que se vendieron en el país y en el exterio
Link martes, 12 de septiembre de 2006
Hace algunos meses, al ponerse en marcha un acotado polo aeronáutico en el área del viejo aeropuerto de Mendoza, con cabeza en una fábrica de aviones agrícolas de capitales mendocinos, algunos invitados al acto recordaron el momento de gloria de esa industria, cuando en San Juan se fabricaban aeronaves en gran escala.
Lo que se evocaba en el lanzamiento de Latinoamericana de Aviación (Laviasa) fue el espectacular momento aeronáutico que vivió la zona cuyana cuando en Pocito (San Juan), la fábrica Chincul SA llegó a entregar al mercado local y extranjero unas 960 aeronaves, en aproximadamente 30 años de trabajo.
Y quien narraba esa experiencia a sus circunstanciales interlocutores no era un arrimado al sector, sino un veterano con más de medio siglo entre fierros del aire, el mayor (r) Héctor Carlos Delgado. Jefe de mantenimiento de aviones de combate de la IV Brigada Aérea hasta 1972, cuando se retiró de la fuerza, todavía sueña, a los 78 años, con montar una línea de producción aeronáutica.
Con un montón de carpetas, planos y fotografías desplegadas sobre la mesa, Delgado recordó los momentos del inicio: “Chincul empezó a comienzos de los ’70, como respuesta a un plan de Fuerza Aérea, que había detectado un envejecimiento y reducción del inventario aeronáutico del país y propició su recambio progresivo a través de fabricantes de origen nacional.
Al principio era un grupo pequeño. A mí me contactó el ingeniero Alberto Vázquez (ya fallecido), con quien integramos un equipo, junto al ingeniero Guillermo Terwissen (que luego se fue a De Havilland, en Canadá). José “Pepe” Licciardi, piloto de prueba, y Juan Manolizi, eran otros componentes del plantel. Vázquez se dedicó a los detalles del contrato y su desarrollo, y yo a la parte técnica, específicamente a la producción seriada. Terwissen se desempeñaba como director de planta”.
Piper Aircraft
Chincul, por inspiración de su presidente, el hacendado de Buenos Aires, José María Beraza, decidió fabricar aviones bajo licencia de Piper Aircraft Corporation, la fábrica de aeronaves livianas más grande del mundo, con bases en Lock Haven, Vero Beach, Renovo y Quehanna, de Estados Unidos.
El abogado y experto aeronáutico, Gustavo Marón, explica que “Piper había inaugurado un plan de producción bajo licencia en el extranjero, que preveía el montaje de sus naves en países del tercer mundo emergente, con la penetración comercial y la reducción de costos en mano de obra que ello implicaba”.
Las controvertidas promociones industriales, que daban reducciones y diferimientos impositivos a determinadas zonas del país, dieron la posibilidad a los dueños de Chincul de instalarse en la localidad de Pocito.
Allí se construyeron dos hangares, uno de terminaciones, y otro más grande -el de producción-, de 70 m de frente por 110 m de largo. Junto con otros sectores y talleres anexos, la superficie total cubierta alcanzó a 14.000 m2 cubiertos.
“La inauguración de la planta se produjo el 12 de diciembre de 1972, cuando gobernaba en el país Alejandro Agustín Lanusse. Fue un momento de gran emoción, pero enseguida nos pusimos a fabricar porque la demanda no se hizo esperar. A cargo de las ventas estaba Aquiles Uriarte, el mejor vendedor de aviones que yo he conocido”, apuntó Delgado.
De la planta sanjuanina salieron los aviones monomotores de turismo PA-28-140 Cherokee y PA-32 Cherokee Six, el monomotor para trabajo agrícola PA-25 Pawnee, y los bimotores ejecutivos PA-23 Azteca y PA-34 Seneca. Pero, en 1970, Chincul sumó a la línea de producción a todo el resto de la familia PA-28 (Archer, Dakota, Arrow, Turbo Arrow), al agrícola PA-36 Brave y al de entrenamiento avanzado, PA-38 Tomahawk.
Y posteriormente se montaron las más grandes unidades de Piper, como el PA-31 Navajo, PA-31 Navajo, PA-31T Cheyenne I y II y PA-42 Cheyenne III, estos últimos equipados con modernísimo instrumental y turbohélices.
Muchas de estas aeronaves fueron compradas por aeroclubes, empresas (como el grupo Casale), gobiernos de provincia, para el traslado de autoridades, y la propia Fuerza Aérea. “Todavía muchos de los aparatos que hicimos en Chincul (en total unos 16 modelos) están volando”, dice con evidente orgullo Delgado, quien en 1982 tuvo que pedir licencia al estallar la guerra de Malvinas y ser convocado por la Fuerza Aérea, debido a su alta capacitación en aviones de combate.
El grado de capacitación de ingeniería de la firma alcanzó tal magnitud, que en 1977 los técnicos diseñaron un entrenador acrobático propio (el Chincul Arrow), destinado a reemplazar a los entrenadores de la Escuela de Aviación Militar, pero razones de índole política terminaron fulminando la iniciativa.
Delgado, quien es también piloto civil y ha trabajado en distintas partes del mundo, se retiró del complejo industrial en 1983. Había vivido y experimentado la época de oro de Chincul: un proceso simultáneo de 10 líneas ensamblaje, alrededor de 450 empleados (entre técnicos y mecánicos aeronáuticos), que trabajaban las 24 horas, los 365 días del año.
En total el complejo produjo unos 960 aviones, lo que se constituyó en un récord absoluto y una demostración de la capacidad industrial del país. En su momento, hasta la brasileña Embrear se interesó por su colega y firmó contratos con los argentinos. Hoy es el cuarto productor de aviones en el mundo.
La quiebra
Al promediar la década del ’80, la planta sanjuanina inició una lenta pendiente decreciente debido al proceso inflacionario que se vivió por entonces. Piper Aircraft, la casa madre de Estados Unidos, quebró. El establecimiento cuyano de los Beraza intentó mantener la cabeza un tiempo más, pero 10 años de retrocesos, se lo impidieron.
Marón, quien está preparando un completo libro sobre la historia de la fábrica, tiene apuntado que entre 1991 y 1994 se produjo una última serie del modelo PA-18 Super Club, cesando definitivamente la actividad el 31 de enero de 1995, fecha en que fue cerrada la planta de Pocito. Hoy las instalaciones ofrecen la imagen de un triste abandono, que contrasta de manera cruda con aquellas naves industriales cubiertas de aviones. Miguel Títiro mtitiro@losandes.com.ar
http://www.losandes.com.ar/notas/2006/9/12/sociedad-207170.asp
En la apertura de un polo aeronáutico en Mendoza se recordó lo que fue una planta modelo en el país.
La fábrica de Pocito, San Juan, llegó a producir 960 aviones que se vendieron en el país y en el exterio
Link martes, 12 de septiembre de 2006
Hace algunos meses, al ponerse en marcha un acotado polo aeronáutico en el área del viejo aeropuerto de Mendoza, con cabeza en una fábrica de aviones agrícolas de capitales mendocinos, algunos invitados al acto recordaron el momento de gloria de esa industria, cuando en San Juan se fabricaban aeronaves en gran escala.
Lo que se evocaba en el lanzamiento de Latinoamericana de Aviación (Laviasa) fue el espectacular momento aeronáutico que vivió la zona cuyana cuando en Pocito (San Juan), la fábrica Chincul SA llegó a entregar al mercado local y extranjero unas 960 aeronaves, en aproximadamente 30 años de trabajo.
Y quien narraba esa experiencia a sus circunstanciales interlocutores no era un arrimado al sector, sino un veterano con más de medio siglo entre fierros del aire, el mayor (r) Héctor Carlos Delgado. Jefe de mantenimiento de aviones de combate de la IV Brigada Aérea hasta 1972, cuando se retiró de la fuerza, todavía sueña, a los 78 años, con montar una línea de producción aeronáutica.
Con un montón de carpetas, planos y fotografías desplegadas sobre la mesa, Delgado recordó los momentos del inicio: “Chincul empezó a comienzos de los ’70, como respuesta a un plan de Fuerza Aérea, que había detectado un envejecimiento y reducción del inventario aeronáutico del país y propició su recambio progresivo a través de fabricantes de origen nacional.
Al principio era un grupo pequeño. A mí me contactó el ingeniero Alberto Vázquez (ya fallecido), con quien integramos un equipo, junto al ingeniero Guillermo Terwissen (que luego se fue a De Havilland, en Canadá). José “Pepe” Licciardi, piloto de prueba, y Juan Manolizi, eran otros componentes del plantel. Vázquez se dedicó a los detalles del contrato y su desarrollo, y yo a la parte técnica, específicamente a la producción seriada. Terwissen se desempeñaba como director de planta”.
Piper Aircraft
Chincul, por inspiración de su presidente, el hacendado de Buenos Aires, José María Beraza, decidió fabricar aviones bajo licencia de Piper Aircraft Corporation, la fábrica de aeronaves livianas más grande del mundo, con bases en Lock Haven, Vero Beach, Renovo y Quehanna, de Estados Unidos.
El abogado y experto aeronáutico, Gustavo Marón, explica que “Piper había inaugurado un plan de producción bajo licencia en el extranjero, que preveía el montaje de sus naves en países del tercer mundo emergente, con la penetración comercial y la reducción de costos en mano de obra que ello implicaba”.
Las controvertidas promociones industriales, que daban reducciones y diferimientos impositivos a determinadas zonas del país, dieron la posibilidad a los dueños de Chincul de instalarse en la localidad de Pocito.
Allí se construyeron dos hangares, uno de terminaciones, y otro más grande -el de producción-, de 70 m de frente por 110 m de largo. Junto con otros sectores y talleres anexos, la superficie total cubierta alcanzó a 14.000 m2 cubiertos.
“La inauguración de la planta se produjo el 12 de diciembre de 1972, cuando gobernaba en el país Alejandro Agustín Lanusse. Fue un momento de gran emoción, pero enseguida nos pusimos a fabricar porque la demanda no se hizo esperar. A cargo de las ventas estaba Aquiles Uriarte, el mejor vendedor de aviones que yo he conocido”, apuntó Delgado.
De la planta sanjuanina salieron los aviones monomotores de turismo PA-28-140 Cherokee y PA-32 Cherokee Six, el monomotor para trabajo agrícola PA-25 Pawnee, y los bimotores ejecutivos PA-23 Azteca y PA-34 Seneca. Pero, en 1970, Chincul sumó a la línea de producción a todo el resto de la familia PA-28 (Archer, Dakota, Arrow, Turbo Arrow), al agrícola PA-36 Brave y al de entrenamiento avanzado, PA-38 Tomahawk.
Y posteriormente se montaron las más grandes unidades de Piper, como el PA-31 Navajo, PA-31 Navajo, PA-31T Cheyenne I y II y PA-42 Cheyenne III, estos últimos equipados con modernísimo instrumental y turbohélices.
Muchas de estas aeronaves fueron compradas por aeroclubes, empresas (como el grupo Casale), gobiernos de provincia, para el traslado de autoridades, y la propia Fuerza Aérea. “Todavía muchos de los aparatos que hicimos en Chincul (en total unos 16 modelos) están volando”, dice con evidente orgullo Delgado, quien en 1982 tuvo que pedir licencia al estallar la guerra de Malvinas y ser convocado por la Fuerza Aérea, debido a su alta capacitación en aviones de combate.
El grado de capacitación de ingeniería de la firma alcanzó tal magnitud, que en 1977 los técnicos diseñaron un entrenador acrobático propio (el Chincul Arrow), destinado a reemplazar a los entrenadores de la Escuela de Aviación Militar, pero razones de índole política terminaron fulminando la iniciativa.
Delgado, quien es también piloto civil y ha trabajado en distintas partes del mundo, se retiró del complejo industrial en 1983. Había vivido y experimentado la época de oro de Chincul: un proceso simultáneo de 10 líneas ensamblaje, alrededor de 450 empleados (entre técnicos y mecánicos aeronáuticos), que trabajaban las 24 horas, los 365 días del año.
En total el complejo produjo unos 960 aviones, lo que se constituyó en un récord absoluto y una demostración de la capacidad industrial del país. En su momento, hasta la brasileña Embrear se interesó por su colega y firmó contratos con los argentinos. Hoy es el cuarto productor de aviones en el mundo.
La quiebra
Al promediar la década del ’80, la planta sanjuanina inició una lenta pendiente decreciente debido al proceso inflacionario que se vivió por entonces. Piper Aircraft, la casa madre de Estados Unidos, quebró. El establecimiento cuyano de los Beraza intentó mantener la cabeza un tiempo más, pero 10 años de retrocesos, se lo impidieron.
Marón, quien está preparando un completo libro sobre la historia de la fábrica, tiene apuntado que entre 1991 y 1994 se produjo una última serie del modelo PA-18 Super Club, cesando definitivamente la actividad el 31 de enero de 1995, fecha en que fue cerrada la planta de Pocito. Hoy las instalaciones ofrecen la imagen de un triste abandono, que contrasta de manera cruda con aquellas naves industriales cubiertas de aviones. Miguel Títiro mtitiro@losandes.com.ar
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Marcelo R.Cimino- Suboficial Segundo
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Re: Chincul, la planta que en San Juan llegó a fabricar casi mil aviones
Hacíamos lo que ahora se compra afuera
martes, 12 de septiembre de 2006
Hace un año tuve ocasión de integrar la comisión técnica que viajó a los Estados Unidos a revisar los aviones que, luego, compraría el Gobierno para el programa de Lucha Antigranizo. Recorrimos 27.400 kilómetros en 14 días, en el curso de los cuales inspeccionamos siete aeronaves. En el viaje de regreso, pegado contra la ventanilla, no pude dejar de pensar que los mismos aviones que veníamos de ver, habían sido fabricados en San Juan, 20 años atrás, por una empresa argentina, con mano de obra propia, ingeniería local e integración de insumos nacionales. Hacíamos lo que ahora tenemos que comprar afuera.
Tampoco pude dejar de pensar en mi amigo Carlos Delgado, el cerebro organizativo que hizo posible aquella epopeya industrial, el hombre detrás de los hechos. Por eso, apenas bajé del avión lo convoqué para que participara en la organización del Departamento de Aeronáutica de la Provincia. Aceptó de inmediato y sin condiciones, como siempre, convirtiéndose en más destacado miembro del comité de selección que examinó a los pilotos aspirantes al equipo antigranizo. Su desempeño fue determinante para la conformación de un grupo humano de excelencia que hoy es un verdadero motivo de orgullo para todos los mendocinos. Por Gustavo Marón Departamento de Aeronáutica Provincial
martes, 12 de septiembre de 2006
Hace un año tuve ocasión de integrar la comisión técnica que viajó a los Estados Unidos a revisar los aviones que, luego, compraría el Gobierno para el programa de Lucha Antigranizo. Recorrimos 27.400 kilómetros en 14 días, en el curso de los cuales inspeccionamos siete aeronaves. En el viaje de regreso, pegado contra la ventanilla, no pude dejar de pensar que los mismos aviones que veníamos de ver, habían sido fabricados en San Juan, 20 años atrás, por una empresa argentina, con mano de obra propia, ingeniería local e integración de insumos nacionales. Hacíamos lo que ahora tenemos que comprar afuera.
Tampoco pude dejar de pensar en mi amigo Carlos Delgado, el cerebro organizativo que hizo posible aquella epopeya industrial, el hombre detrás de los hechos. Por eso, apenas bajé del avión lo convoqué para que participara en la organización del Departamento de Aeronáutica de la Provincia. Aceptó de inmediato y sin condiciones, como siempre, convirtiéndose en más destacado miembro del comité de selección que examinó a los pilotos aspirantes al equipo antigranizo. Su desempeño fue determinante para la conformación de un grupo humano de excelencia que hoy es un verdadero motivo de orgullo para todos los mendocinos. Por Gustavo Marón Departamento de Aeronáutica Provincial
martes, 12 de septiembre de 2006
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Tampoco pude dejar de pensar en mi amigo Carlos Delgado, el cerebro organizativo que hizo posible aquella epopeya industrial, el hombre detrás de los hechos. Por eso, apenas bajé del avión lo convoqué para que participara en la organización del Departamento de Aeronáutica de la Provincia. Aceptó de inmediato y sin condiciones, como siempre, convirtiéndose en más destacado miembro del comité de selección que examinó a los pilotos aspirantes al equipo antigranizo. Su desempeño fue determinante para la conformación de un grupo humano de excelencia que hoy es un verdadero motivo de orgullo para todos los mendocinos. Por Gustavo Marón Departamento de Aeronáutica Provincial
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martes, 12 de septiembre de 2006
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Hace un año tuve ocasión de integrar la comisión técnica que viajó a los Estados Unidos a revisar los aviones que, luego, compraría el Gobierno para el programa de Lucha Antigranizo. Recorrimos 27.400 kilómetros en 14 días, en el curso de los cuales inspeccionamos siete aeronaves. En el viaje de regreso, pegado contra la ventanilla, no pude dejar de pensar que los mismos aviones que veníamos de ver, habían sido fabricados en San Juan, 20 años atrás, por una empresa argentina, con mano de obra propia, ingeniería local e integración de insumos nacionales. Hacíamos lo que ahora tenemos que comprar afuera.
Tampoco pude dejar de pensar en mi amigo Carlos Delgado, el cerebro organizativo que hizo posible aquella epopeya industrial, el hombre detrás de los hechos. Por eso, apenas bajé del avión lo convoqué para que participara en la organización del Departamento de Aeronáutica de la Provincia. Aceptó de inmediato y sin condiciones, como siempre, convirtiéndose en más destacado miembro del comité de selección que examinó a los pilotos aspirantes al equipo antigranizo. Su desempeño fue determinante para la conformación de un grupo humano de excelencia que hoy es un verdadero motivo de orgullo para todos los mendocinos. Por Gustavo Marón Departamento de Aeronáutica Provincial
martes, 12 de septiembre de 2006
Hace un año tuve ocasión de integrar la comisión técnica que viajó a los Estados Unidos a revisar los aviones que, luego, compraría el Gobierno para el programa de Lucha Antigranizo. Recorrimos 27.400 kilómetros en 14 días, en el curso de los cuales inspeccionamos siete aeronaves. En el viaje de regreso, pegado contra la ventanilla, no pude dejar de pensar que los mismos aviones que veníamos de ver, habían sido fabricados en San Juan, 20 años atrás, por una empresa argentina, con mano de obra propia, ingeniería local e integración de insumos nacionales. Hacíamos lo que ahora tenemos que comprar afuera.
Tampoco pude dejar de pensar en mi amigo Carlos Delgado, el cerebro organizativo que hizo posible aquella epopeya industrial, el hombre detrás de los hechos. Por eso, apenas bajé del avión lo convoqué para que participara en la organización del Departamento de Aeronáutica de la Provincia. Aceptó de inmediato y sin condiciones, como siempre, convirtiéndose en más destacado miembro del comité de selección que examinó a los pilotos aspirantes al equipo antigranizo. Su desempeño fue determinante para la conformación de un grupo humano de excelencia que hoy es un verdadero motivo de orgullo para todos los mendocinos. Por Gustavo Marón Departamento de Aeronáutica Provincial
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Marcelo R.Cimino- Suboficial Segundo
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Re: Chincul, la planta que en San Juan llegó a fabricar casi mil aviones
Recomiendo enfaticamente, la saga de notas salidas en las revistas LV Lima Victor Nºs 23 al 30. Donde G. Maron y G. Ghiretti, hacen un trabajo de investigacion impecable contando la creacion, auge y caida de uno de los proyectos de la industria aeronautica mas importantes de este pais.
Saludos,
Andres Rangugni
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Andres Rangugni- Cabo Segundo
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Re: Chincul, la planta que en San Juan llegó a fabricar casi mil aviones
Hola Andres!
Indicame donde puedo conseguir los ejemplares por favor.
Hace años que busco material y lo único que tenía era algo en AEROESPACIO,pero aunque no fuera mucho desapareció en una mudanza.
PD,parte de mi lucha es mostrar que había historia antes de internet!!
Saludos
Indicame donde puedo conseguir los ejemplares por favor.
Hace años que busco material y lo único que tenía era algo en AEROESPACIO,pero aunque no fuera mucho desapareció en una mudanza.
PD,parte de mi lucha es mostrar que había historia antes de internet!!
Saludos
Marcelo R.Cimino- Suboficial Segundo
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Re: Chincul, la planta que en San Juan llegó a fabricar casi mil aviones
La verdad desconozco donde podras conseguir los numeros atrasados de LV, tal vez escribiendoles a ellos, o por ahi en el local de Ediciones Argentinidad, que creo que las venden tambien, aunque desconozco la disponibilidad de ejemplares atrasados. Otra opcion es la Biblioteca Nacional de Aeronautica. Algunas partes las tengo escaneadas, menos las ultimas dos partes. Si me indicas por privado un correo donde enviarlas con gusto te las mando.
Saludos,
Andres Rangugni
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Andres Rangugni
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Andres Rangugni- Cabo Segundo
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Yo estuve alli
Gracias por recordar la epopeya de Chincul en San Juan, Argentina. Digo con orgullo que en 1974/75 trabaje en esa fabrica de Aviones que comandaba el Mayor FFAA Delgado. Mi trabajo era en el Pañol de herramientas y dia a dia veia como de la nada crecian esos aviones y a un ritmo vertiginoso llenaba los espacios de la fabrica y salian al aire de la mano de Pepe Licciardi para su vuelo de prueva. Hoy paso por alli y hay una fabrica de motocicletas. Se me pianta un lagrimon como diria un tanguero. Gracias nuevamente por el recuerdo.
CARDALI- Aspirante
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Re: Chincul, la planta que en San Juan llegó a fabricar casi mil aviones
Hola Cardali, muy interesante lo que comentasCARDALI escribió:Gracias por recordar la epopeya de Chincul en San Juan, Argentina. Digo con orgullo que en 1974/75 trabaje en esa fabrica de Aviones que comandaba el Mayor FFAA Delgado. Mi trabajo era en el Pañol de herramientas y dia a dia veia como de la nada crecian esos aviones y a un ritmo vertiginoso llenaba los espacios de la fabrica y salian al aire de la mano de Pepe Licciardi para su vuelo de prueva. Hoy paso por alli y hay una fabrica de motocicletas. Se me pianta un lagrimon como diria un tanguero. Gracias nuevamente por el recuerdo.
podrias indicar donde queda la fabrica?, que empresa la ocupa ahora, Zanella?
Desde ya muchas gracias
Invitado- Invitado
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